«El miércoles, la Agencia de Protección del Ambiente tiene previsto anunciar nuevas y estrictas normas sobre emisiones de gases de escape diseñadas para obligar de hecho a la industria automovilística a eliminar progresivamente la venta de coches de gas», informa The Verge, con el provocativo titular «Se acerca el fin de los coches de gas».
La gobernanza ambiental, social y corporativa (ESG) es la nueva religión, y todos sabemos quiénes la practican. Los propietarios de vehículos eléctricos (VE) cantan «Aleluya» cuando salen de sus garajes. Los evangelistas del ESG de la clase inversora creen que la nueva creencia está en sus comienzos. Haga lo que haga la EPA de Biden, el inversor Harris Kupperman cree que es probable que sólo sea la Iglesia de Lo Que Está Ocurriendo Ahora.
Kupperman, al que Maggie Lake, de Real Vision, se refiere como Kuppy, le dijo: «Bueno, creo que nos estamos acercando al pico de ESG, lo que probablemente sea algo bueno, sinceramente». Explicó,
Y es como si las religiones llegaran, alcanzaran su apogeo y se extinguieran. Ya nadie practica las religiones romanas. Puedo nombrar tres de los dioses y yo soy un estudiante de historia romana.
Estas cosas, alcanzan su pico, su cresta, y esta pequeña religión de ESG, ha existido por un tiempo. Llegó a su punto máximo. Y ahora habrá algunos seguidores acérrimos, pero creo que la gran mayoría de los inversores quieren ganar dinero. Y es genial si están haciendo algo que tiene un bien social, pero la mayoría de ellos sólo quieren ahorrar para su jubilación.
En cuanto a todos esos lujosos Teslas que te cortan el paso silenciosamente en el tráfico y cuyos conductores rebosan superioridad pensando que están salvando el planeta, Kuppy cree que van a seguir el camino del T. Rex. «No. Creo que el VE va a ser algo a lo que irás a un museo con mis hijos y dirás, vaya, era un callejón sin salida evolutivo y siempre [malgastamos] billones de dólares en esto. No, creo que el VE no tiene futuro».
«En serio, ¿por qué?», se preguntó un atónito Lake.
A continuación, Kuppy expone los datos concretos que los ecologistas aficionados y las autoridades no tienen en cuenta.
Porque [el VE] destruye energía. Existe un concepto llamado EROI, que es el rendimiento de la energía que se invierte. Con un VE, metes más energía de la que sacas. Por tanto, es como una regla termodinámica: no funcionará a menos que lo subvencionemos.
¿Cuál es la razón de los VE? Porque supuestamente producen menos carbono. Pero a lo largo de todo el ciclo de vida de un VE, como hay que introducir tanto carbono en esa estúpida cosa, no consume menos carbono. Es mejor tener un devorador de gasolina.
Vaya. Quizá los propietarios de VE no sean tan heroicos como creen.
Kupperman afirma que, sin subvenciones públicas, los consumidores seguirán comprando vehículos con motor de combustión interna. De hecho, incluso con subvenciones, la mayoría de la gente, como Kupperman, comprará vehículos ICE. Pero siempre habrá snobs.
[Si quieres ser snob y decir que tienes un VE, sé snob. Es algo bonito si quieres presumir de tener algo. Yo tengo un camión. No me molesta en absoluto y estoy orgulloso de mi camión.
Sin embargo, «si lo que te importa es el carbono, lo que te importa es el coste total de usar el coche o la energía que entra frente a la que sale. En casi todos los componentes, es mejor tener un motor de combustión interna. Y esos motores se han vuelto muy eficientes en los últimos años».
Kupperman señala que a medida que estos VE envejezcan, los propietarios verán
lo que ocurre con la degradación de las baterías de iones de litio, y el hecho de que la batería de iones de litio es un componente tan importante del coste total de un coche, y cuando estás en el quinto o sexto año [y] tienes que sustituir entre el 30% y el 40% del coste inicial de tu coche, la gente se va a dar cuenta de que el coste de por vida de poseer un VE es astronómicamente alto».
Por tanto, en opinión de Kuppy, la adopción disminuirá y los propietarios de VE se lo pensarán mejor y se darán cuenta de que sus VE son vehículos terribles.
En cuanto a la ESG, no es más que un impuesto sobre la humanidad, según Kupperman. «Y eso es un perjuicio real para 6.000 millones de personas que quieren un mejor nivel de vida si no pueden permitirse las cosas que les saquen de la pobreza, efectivamente».
Kupperman cree que la continua demanda de energía es imparable y que el Gobierno sólo empeorará las cosas.
Intentarán todo tipo de estupideces. Los gobiernos históricamente hacen cosas realmente tontas que empeoran los problemas. Esa es la historia de los gobiernos. Supongo que intentarán todo tipo de cosas que fracasarán. Y todo lo que hará será destruir la respuesta de la oferta debido a la interferencia del gobierno en su capacidad para hacer su negocio.
Cuando Lake le preguntó por la posible interferencia del gobierno, Kupperman respondió,
Sí, probablemente van a intentar impuestos sobre el exceso de beneficios. Probablemente van a tratar de prohibir las exportaciones, y los precios máximos, y todo tipo de otras cosas. Y el resultado neto es que la gente va a tomar sus dividendos e ir a la playa. No van a perforar en busca de petróleo. No, creo que es casi inevitable que el gobierno tome un problema y lo convierta en una crisis.
Sí, se avecina una crisis energética, cortesía del Tío Sam.
