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¿Fueron realmente los aranceles los que causaron la Guerra de Secesión?

En el primer episodio de la nueva temporada de  Historical Controversies, que se centró en las crisis regionales que llevaron a la Guerra de Secesión, di una breve explicación de mis objeciones a la “tesis de los aranceles” como causa de la independencia del Sur. Mis argumentos sobre el tema fueron el objeto principal de críticas del episodio y creo que puede merecer la pena ofrecer una explicación más detallada de por qué rechazo esta interpretación popular como causa de la secesión.

Merece la pena mencionar que, aunque este artículo solo pretende tratar la crisis de los aranceles para la secesión del Sur, hay también otra tesis de los aranceles (la “tesis de la guerra de aranceles”) que dice que los ingresos arancelarios fueron la razón del deseo de Lincoln de iniciar la guerra. Aunque rechazo ambas tesis, la tesis de la guerra de aranceles es al menos más verosímil. Aunque muchas personas combinan ambas tesis arancelarias en una sola interpretación de la secesión y la guerra, algunos historiadores solo defienden una mientras que rechazan la otra.

El arancel y la independencia del Sur

Los defensores de la tesis del arancel para la secesión del Sur señalan la crisis de la anulación que dio lugar a un arancel proteccionista en 1828, conocido en el Sur como el “arancel abominable”. Como explicaba en el podcast, John C. Calhoun escribía en secreto la South Carolina Exposition and Protest, donde argumentaba que los estados individuales tienen derecho a anular leyes federales que consideren inconstitucionales. En 1832, después de aprobarse una nueva ley de aranceles (que en realidad rebajaba los gravámenes, pero siguió siendo criticada por ser proteccionista), Carolina del Sur aprobó una ley de anulación empezó a movilizar tropas para defenderse frente a la amenaza de agresión por parte de la administración de Andrew Jackson, que vino en forma de una “ley de fuerza” aprobada por el Congreso para dar poder al presidente para usar el ejército contra el estado anulador.

La crisis evitó después de que Henry Clay presentará un arancel de compromiso que ofrecía rebajar los gravámenes gradualmente a lo largo de un periodo de varios años (la nueva propuesta, curiosamente, nunca hablaba del conflicto entre un arancel “proteccionista” y un arancel de “ingresos”, el último de los cuales era considerado constitucional por los sureños).

A principios de la década de 1830, es justo decir que los aranceles eran una causa legítima de polémica entre Norte y el Sur (o, al menos, Carolina del Sur, que fue el único estado que actuó realmente en respuesta al arancel). Pero incluso en estos años hay razones para cuestionar que los aranceles fuera la única razón de la disputa. El propio John Calhoun, como se revela en una carta privada a Virgil Maxy escrita en 1830, decía:

Considero al arancel como algo ocasional, en lugar de la causa real del triste estado presente de cosas. No puede ocultarse ya la verdad de que las peculiares instituciones domésticas de los estados del Sur y la consecuente dirección que estas y su tierra y clima han dado a su industria, los han colocado con respecto a los impuestos y las apropiaciones en situación opuesta a la de mayoría de la Unión; contra este peligro, si no hubiera ningún poder protectivo en los derechos reservados a los estados, deberían a fin al verse obligados a rebelarse o someterse para tener (…) sus instituciones locales agotadas por la Colonización y otros planes y ellos mismos y sus hijos reducidos a la miseria. Dicho esto, la negación del derecho del estado a interferir constitucionalmente como último recurso alarma más al pensamiento que todas las demás causas.

Al menos en opinión de Calhoun, está claro que la institución de la esclavitud (a veces nombrada eufemísticamente como la “institución peculiar”) estaba amenazada por planes norteños antiesclavitud como la “Colonización”. Calhoun revela con bastante claridad que, incluso durante la disputa de los aranceles, el miedo a las usurpaciones administrativas de la Constitución amenazaba la supervivencia de la esclavitud.

De hecho, algunos de los argumentos a favor de la tesis de los aranceles para la secesión han señalado que la esclavitud estaba desapareciendo, así que es improbable que esto hubiera motivado la acción del Sur. Un artículo sobre este tema dice: “La esclavitud estaba realmente desvaneciéndose [pero] el tema de la esclavitud proporcionaba una justificación sentimental [para sumar apoyo público en los esfuerzos bélicos de la Unión], cosa que no hacía el oprimir al Sur con aranceles dañinos”.

El primer problema de este argumento es que el Norte nunca hizo de la esclavitud el asunto sobre el que movilizar a la opinión pública en apoyo de la guerra. La verdad es exactamente la opuesta, ya que el propio Lincoln dejó claro que el objetivo era mantener la Unión y que no tenía deseo de acabar con la institución de la esclavitud. De hecho, aunque los sentimientos en contra de la esclavitud se habían hecho más comunes entre los norteños, esas opiniones seguían suponiendo un porcentaje tan pequeño de la población que reclamaba acabar con la esclavitud que nunca habrían tenido éxito en obtener apoyo de los esfuerzos bélicos. Es un argumento que está pensado para apelar a los sentimientos (y la ignorancia) modernos, pero depende de una negación completa de un hecho histórico.

El segundo problema de este argumento es que la desaparición gradual de la esclavitud era explícitamente un motivo para que el Sur actuara para proteger la institución que se estaba desvaneciendo. Llegando a la guerra civil, los “filibusteros” del Sur estaban tratando de restablecer la esclavitud en áreas del mundo en las que ya había desaparecido, como Nicaragua, donde los propietarios sureños de esclavos trataron de crear un nuevo gobierno en el que la esclavitud se relegalizara. Los sureños también defendían la anexión de Cuba para añadir un nuevo estado esclavista a la Unión.

Más importante fue la guerra a pequeña escala que tuvo lugar en Kansas durante la década de 1850, conocida como “Kansas sangrienta” en la que los “rufianes de la frontera” a favor de la esclavitud de Missouri se manifestaban a favor de la esclavitud mediante violencia, lo que llevó a muchos activistas contrarios a la esclavitud como John Brown a responder de la misma manera, y fraude en las votaciones para establecer un gobierno favorable a la esclavitud. El gobierno favorable a la esclavitud de Kansas incluso instituyó una ley de esclavos que hacía un delito hablar en contra de la institución de la esclavitud.

Kansas fue el escenario de esta polémica porque compartía frontera con Missouri y los dueños de esclavos temían que una Kansas libre proporcionaría un nuevo refugio para sus esclavos fugitivos (algo que finalmente fue así, ya que las guerrillas antiesclavitud, como las de John Brown y James Montgomery, realizaban incursiones para ayudar a liberar esclavos de Missouri).

Así que podría ser correcto decir que la esclavitud estaba desapareciendo, pero la institución agonizante fue una de las razones por las que Sur quiso independizarse: los sureños estaban tratando de mantener su institución peculiar.

Pero lo que es más importante cuando se trata de argumentar que la secesión del Sur estuvo motivada por los aranceles es la completa falta de evidencias sobre el asunto y la gran cantidad de evidencias que apoyan la tesis de la esclavitud. Los propios documentos de la secesión proporcionan las evidencias más directas. Aunque la segunda oleada de secesión es estuvo motivada en buena parte por la movilización de tropas de Lincoln para iniciar la guerra contra el Sur, como he mencionado en el episodio, la primera ola de secesión estuvo claramente motivada por la esclavitud.

Los propios documentos de la secesión no mencionan realmente los aranceles. Hay quien ha argumentado que el Sur no podía admitir abiertamente que los aranceles eran el problema real, porque necesitaban imponer aranceles para financiar el gobierno confederado. Además, del hecho de que este argumento se reduce esencialmente a decir que “la ausencia de evidencias es la evidencia”, el contexto real de los acontecimientos rechazaba esta lógica.

Carolina del Sur fue el primer estado sureño en independizarse oficialmente. En el momento de la secesión, Carolina del Sur esperaba que otros estados se unieran a él, pero indudablemente no había garantías de ello. Un “gobierno confederado” era una idea, pero no una realidad ratificada. Además, Carolina del Sur fue el principal manifestante en contra de los aranceles en la década de 1830, así que la idea de que temieran usar los aranceles como razón explícita para su secesión se contrarresta por el mismo episodio que señalan los defensores de la tesis de los aranceles: la crisis de la anulación.

Pero a Carolina del Sur, junto al resto de los estados en la ola inicial de secesión, no le preocupaba confesar el papel de la esclavitud en su decisión. Sin ninguna mención a los aranceles en su documento de secesión, Carolina del Sur hacía de la esclavitud el tema principal de su declaración. El párrafo más revelador de hecho es aquel en el que Carolina del Sur justifica la secesión debido a “una creciente hostilidad por parte de los estados no esclavistas hacia la institución de la esclavitud, [lo que] ha llevado a incumplir sus obligaciones [de aplicar la Ley de Esclavos Fugitivos de 1850]”. El documento lista luego en una serie de estados norteños que “han aprobado leyes de que, o bien han anulado las leyes del Congreso o han hecho inútil cualquier intento de ejecutarlas” (cursivas añadidas). Carolina del Sur no solo estaba protestando por la oposición norteña a la Ley de Esclavos Fugitivos, sino que era hipócritamente hostil al uso de la anulación (una doctrina propuesta por el propio Calhoun para que fuera usada por Carolina del Sur contra los aranceles de 1828 y 1832) en oposición a la Ley de Esclavos Fugitivos de 1850.

Además, en la convención de secesión, Laurence Keitt, miembro de los fire-eaters de Carolina del sur trataba explícitamente la cuestión de los aranceles ante los miembros de la asamblea:

Pero los aranceles no son la cuestión que ha llevado al pueblo a su actitud actual. Vamos a dar un resumen de nuestras causas al mundo, pero sobre todo a los demás estados del Sur, que deseamos que actúen con nosotros y no debemos pelear por la cuestión de los aranceles. (…)

La esclavitud africana es la piedra angular del tejido industrial, social y político del Sur y lo que se enfrente a ella, se enfrenta a su propia existencia. Acabad con la institución de la esclavitud africana y reduciréis al Sur a la despoblación y la barbarie. (…) El partido antiesclavitud sostiene que la esclavitud es mala en sí misma y que el gobierno es una democracia nacional consolidada. La gente del Sur sostenemos que la esclavitud es buena y que esto es una república confederada de estados soberanos.

Keitt estaba apelando al grupo de hombres de los cuales aproximadamente el 90% poseía esclavos.

Otros documentos de secesión son igualmente claros acerca de la motivación del Sur para independizarse. En la introducción del documento de secesión de Mississippi, la asamblea legislativa declara que “Nuestra postura se identifica totalmente con la institución de la esclavitud”. El documento continúa luego enumerando todos los ataques a la esclavitud que había sufrido el Sur desde “antes de la adopción de la Constitución”.

Ninguno de los documentos de secesión mención los aranceles. En la primera oleada de secesiones, la esclavitud era el tema principal y los derechos de los estados eran una justificación secundaria (y contradictoria, considerando los estados que consideraban la anulación de la Ley de Esclavos Fugitivos entre las ofensas del Norte).

Por supuesto, es importante destacar que los apologistas de la Unión que argumentan que la guerra de secesión se inició debido a la esclavitud están también distorsionando la historia. La secesión era una cosa y la guerra para acabar con ella era otra, como nos recordaba sucintamente Ryan McMaken en un artículo reciente. La mentira de que la guerra se librara sobre la esclavitud se basa en la aplicación inapropiada de lógica algebraica al análisis histórico: de acuerdo con la propiedad transitiva del álgebra, si la secesión estuvo motivada por la esclavitud y la guerra estuvo motivada por la secesión, entonces la guerra debe haber estado motivada por la esclavitud.

Pero este tipo de lógica matemática no puede aplicarse lógicamente a la historia, que, como nos recuerda Mises en Los fundamentos últimos de la ciencia económica, es una de las dos ciencias de la acción humana (página 41). La acción humana está dirigida por las ideas. La acción es intencionada. La acción emplea medios para obtener fines deseados. El estudio de la historia trata de establecer cuáles fueron estos fines durante distintos episodios históricos y qué medios usaron históricamente los seres humanos para alcanzar estos fines. Para determinar esto, explica Mises, los historiadores deben atender a las evidencias históricas (al contrario que la otra ciencia de la acción humana, la praxeología, que no es una ciencia deductiva apriorística).

Las evidencias están claras. Para el Sur, el fin buscado era la conservación de la esclavitud y el medio que empleó para alcanzar este fin fue la secesión. Las evidencias históricas hacen esta interpretación completamente evidente. Para el Norte, el fin buscado era la conservación de la unión y el medio al que recurrió para alcanzar este fin fue la guerra.

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