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El ahorro, no la tecnología, es la clave para el crecimiento económico

La mayoría de los comentaristas económicos probablemente esté de acuerdo en que, en relación con el periodo anterior a la Gran Depresión, el mundo actual es muchas ves más complejo en términos de conocimiento tecnológico avanzado. Es por tanto tentador sugerir que con la actual tecnología avanzada estamos en disposición de generar suficiente riqueza real como para impedir una recesión económica grave.

En esta manera de pensar, las ideas no son en sí mismas escasas, al contrario que los productos materiales. Consecuentemente, nuevas ideas para procesos más eficientes y nuevos productos pueden hacer posible un crecimiento continuo.

De esto se deduce que, debido a las cantidades limitadas de capital y trabajo, sin el progreso tecnológico las oportunidades de crecimiento acabarán terminándose.

Se podría haber argumentado algo similar acerca del periodo de la Gran Depresión, es decir, antes de 1929, cuando se lo compara con el final del siglo XIX. Durante los primeros 30 años del siglo XX, se produjeron importantes novedades tecnológicas y el bienestar individual aumentó de forma importante en el mundo occidental. Aun así, a pesar de la complejidad, el mundo siguió experimentando la Gran Depresión. Se produjo una grave recesión económica a pesar del progreso tecnológico.

Es ocurre porque independientemente de cuántas ideas tenga la gente, lo que siempre limita la implantación de las nuevas ideas es la disponibilidad de ahorro real.

El ahorro real es la clave para el crecimiento económico

Aunque las ideas nuevas pueden ocasionar un uso mejor de los recursos escasos, muy poco pueden hacer, sin embargo, por el crecimiento económico real sin las existencias en expansión de riqueza real.

En su El hombre, la economía y el estado, Murray Rothbard dice que la tecnología, aunque sea importante, debe trabajar siempre mediante la inversión de capital para generar crecimiento económico. Sobre este tema, Rothbard cita a Mises, que dice:

Lo que falta en (los países subdesarrollados) no es el conocimiento de los métodos tecnológicos occidentales (“know how”); eso se aprende fácilmente. El servicio de impartir conocimiento, en forma personal o de libro, puede pagarse fácilmente. Lo que falta es la oferta del capital ahorrado necesaria para poner en práctica los métodos avanzados.

Así que, independientemente del conocimiento que tengamos e independientemente de las diversas ideas tecnológicas, sin una expansión de las existencias de ahorro real no va a producirse ninguna expansión del crecimiento económico.

Es a través de la expansión de las existencias de ahorro real como es posible el aumento en la existencia de bienes de capital. El aumento en los bienes de capital una vez correctamente asignados permite que aparezca el crecimiento económico.

La política monetaria laxa es la clave de los ciclos de auge y declive

Se observa que durante una recesión económica las empresas altamente sofisticadas también quiebran a pesar de la tecnología compleja que emplean. Un análisis cuidadoso revelaría que la raíz del problema no es la falta de tecnología compleja sino más bien el empleo incorrecto de recursos por las empresas.

El empleo de recursos contrario a la aprobación de los consumidores lleva a lo que normalmente llamamos una pérdida. Uno de los factores principales que contribuyen a una mala dirección de los recursos es el falseamiento de las señales de los precios por medio de políticas monetarias laxas del banco central.

La falsificación permanente de las señales de precios lleva a lo largo del tiempo a una estructura de producción que podría ser muy compleja  aunque esté en oposición a los deseos de los consumidores.

Consecuentemente, independientemente del grado sofisticación, una vez que empiezan los procesos de ajuste hacia una estructura que esté en línea con las principales preferencias de los consumidores, empiezan a tambalearse diversas estructuras complejas indeseadas.

En general, una postura monetaria más firme del banco central crea este proceso de ajuste. La liquidación de estructuras indeseadas es lo que constituye la recesión o depresión.

Por qué la mejor política para ayudar a una economía durante una recesión es “no hacer nada”

Contrariamente al pensamiento popular, lo que se llama fortaleza de la economía mostrada por diversos datos económicos no puede compensar el proceso de ajuste una vez se ha puesto en marcha una postura más firme del banco central.

Si el banco central sigue una postura monetaria laxa siempre agresiva en lugar de invertir la postura laxa, en algún momento las existencias de ahorro real empezarán a disminuir.

Consecuentemente, la supuesta economía les seguirán. Si el banco central intensificara aún más su política monetaria laxa para “reavivar la economía” esto solo debilitaría aún más las existencias de ahorro real y empeoraría mucho más las cosas.

Tanto Mises como Rothbard defendían que la mejor política una vez una cae en una recesión es que el banco central y un gobierno no hagan nada.

La reducción de la intromisión con la economía deja más ahorro real para los negocios. Esto les permite poner en marcha el proceso de acumulación real de riqueza. Esto a su vez hacen mucho más fácil absorber diversas actividades mal asignadas.

El estado de las existencias de ahorro real crea la tendencia creciente subyacente de la economía

Podemos considerar el llamado ciclo económico normal como una situación en la que la economía sigue una tendencia al aumento del crecimiento con oscilaciones cíclicas en torno a la tendencia de crecimiento.

De hecho, una existencia de ahorro real en disminución coloca a la economía en una tendencia de crecimiento decreciente. Mientras que una existencia de ahorro real en expansión coloca a la economía en una tendencia de crecimiento creciente.

Una tendencia de crecimiento decreciente unida a un declive cíclico se asocia con el estado de grave recesión económica a menudo calificado como depresión económica.

Advirtamos que la recesión cíclica tiende a ser más grave con una tendencia de crecimiento decreciente frente a la situación en la que la tendencia de crecimiento está aumentando.

Con una tendencia de crecimiento creciente debido a una existencia de ahorro real en expansión es mucho más fácil absorber diversas actividades mal asignadas, que quedan bajo presión debido a una postura monetaria más firme del banco central.

Dinero creado “de la nada” y fraude económico

Como hemos mencionado antes, la razón clave para los ciclos de auge y declive es la postura monetaria laxa del banco central. Esta postura laxa genera la expansión del dinero creado “de la nada”, que pone en marcha un intercambio de nada por algo.

En un patrón oro puro, un aumento en la oferta de oro pone en marcha un intercambio de nada por algo, es decir, un acto de estafa, sino un intercambio de algo por algo. (Una forma de riqueza real se intercambia por otra forma de riqueza real).

En ausencia de un intercambio de nada por algo, hay muy pocas probabilidades de una mala asignación persistente de recursos, que culminan en ciclos de auges y declive.

Advirtamos que la expansión de dinero “de la nada” a través de la creación de un intercambio de nada por algo falsifica las señales de precios y por tanto lleva a la mala asignación de recursos.

Los primeros receptores del dinero recién generado crean una demanda de diversos bienes que no se demandaban antes de la expansión del dinero. Una vez la postura laxa del banco central se invierte y se ralentiza o detiene la expansión en el dinero creado “de la nada”, la demanda de esos bienes se ralentiza o detiene completamente: aparece un declive económico.

Evidentemente, en un mercado libre no intervenido también tendríamos una mala asignación de recursos como consecuencia de errores empresariales; sin embargo, las pérdidas incurridas impedirían que las malas asignaciones fueran de naturaleza duradera.

Además, la mala asignación de recursos o los errores cometidos por las empresas no van a extenderse ampliamente, como en el caso de la mala asignación causada por las políticas monetarias laxas del banco central. Los errores cometidos por las empresas son de naturaleza local y relacionados con lo bien que estén gestionadas dichas empresas.

Cuando las políticas del banco central y el gobierno ponen en marcha la mala asignación de recursos estas distorsiones tienden a ser duraderas, ya que ni el gobierno ni el banco central funcionan en un marco de pérdidas y ganancias. Asimismo, estas políticas ejercitan su impacto sobre la economía en su conjunto y no se limitan a una empresa o sector concretos.

Conclusión

A pesar de las nuevas tecnologías, un impedimento importante para el económico ha sido la intromisión incesante del banco central en los mercados financieros. Desde 2008, esta intromisión se ha puesto de manifiesto en la política monetaria extremadamente laxa de la Fed que ocasionó la expansión monetaria masiva del balance de esta y en la rebaja de los tipos de interés hasta ser casi nulos. Estas políticas han sido probablemente las responsables de una erosión grave de las existencias de ahorro real y por tanto de un debilitamiento del proceso de formación de riqueza real. Esto plantea a su vez un alto riesgo de que la economía de EEUU caiga en una recesión económica grave a pesar de su nueva tecnología de la información.

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