Mises Wire

La ciencia (empírica) no está resuelta

“¡Porque lo dice la ciencia!” se ha convertido en un dicho popular. No hablo solo de los estudios sobre el clima. A los escritores de titulares les encanta decir esto. Aparentemente, la “ciencia” recientemente demostró que deberíamos continuar poniendo dos espacios después de un punto, como hacíamos en los viejos tiempo de las máquinas de escribir con espacios de tamaño fijo.1 (Todavía no sabemos nada acerca de si está bien poner piña en la pizza). Este tipo de lenguaje pretende acabar con la conversación. Si un estudio científico (es decir, un experimento de laboratorio o un buen análisis estadístico de datos secundarios) ha demostrado algo, debe aceptarse como un hecho.

Hayek describía memorablemente esta mentalidad como cientismo, la afirmación de que solo los métodos de las ciencias naturales son legítimos para tratar cuestiones de hechos. Como destacaba Hayek, el cientismo es en sí mismo profundamente anticientífico, cuando la “ciencia” se entiende correctamente como conocimiento real del mundo.

Más en general, la tradición austriaca en la economía ha puesto un fuerte énfasis en la teoría económica. Mises usaba el término praxeología para describir esta aproximación a la teoría económica, en la que las leyes económicas se descubren por deducción lógica, a partir de axiomas autoevidentes. Por supuesto, a los austriacos les interesan profundamente los fenómenos empíricos, el análisis de políticas y otras formas de trabajo aplicado. Menger empezó su carrera como periodista financiero. Böhm-Bawerk fue ministro de finanzas en el Imperio Austrohúngaro y Mises fue analista político a tiempo completo y, además de sus escritos teóricos, escribió trabajos prácticos sobre intervención, política monetaria, relaciones internacionales y más. Rothbard escribió estudios clásicos sobre la Gran Depresión, historia monetaria y financiera y diversos acontecimientos contemporáneos. Pero los economistas austriacos sostienen que los fenómenos empíricos (los “datos” de la historia) no hablan por sí mismos, sino que hay que interpretarlos a la vista de la teoría económica.

Aunque la mayoría de los economistas, austriacos o no, reconocen la importancia de la teoría, la opinión austriaca a menudo se ha considerado erróneamente como hostil al trabajo empírico. El eminente historiador de la economía, Mark Blaug describía las opiniones metodológicas de Mises como “excéntricas e idiosincrásicas”, pero no ofrecía ninguna queja concreta (y él mismo era un crítico del excesivo formalismo). Es más conocido que Milton Friedman daba una lectura especialmente despiadada de los escritos metodológicos de Mises. Friedman pensaba que los enunciados lógicos y los argumentos deductivos no podían debatirse ni discutirse, mientras que el trabajo cuantitativo puede ofrecer respuestas concretas a preguntas económicas.

Supongamos que dos personas que comparten la visión praxeológica de von Mises llegan a conclusiones contradictorias acerca de algo. ¿Cómo pueden reconciliar sus diferencias? La única forma que tienen de hacerlo es mediante una discusión puramente lógica. Uno tiene que decir al otro: “Cometiste un error al razonar”. Supongamos que ninguna cree haber cometido un error al razonar. Solo queda una cosa por hacer: pelearse. Karl Popper (otro austriaco, como Mises y Hayek) adopta una aproximación distinta. Si estamos en desacuerdo, podemos decir uno al otro: “Dime qué hecho, si se observa, considerarías suficiente para contradecir tu opinión”. Y viceversa. Podemos salir y ver que conclusión contradicen las evidencias. La virtud de esta aproximación científica moderna, propuesta por Popper, es que proporciona una manera en la que, al menos en principio, podemos resolver desacuerdos sin conflictos.

Una vez escribí (aunque no recuerdo dónde) que aquí Friedman suena como alguien que no ha realizado nunca investigación empírica. Como coautor de la influyente Historia monetaria de Estados Unidos, Friedman debería tener más conocimiento. La idea (que Friedman repitió muchas veces en presentaciones orales) de que las discusiones teóricas solo podían resolverse “peleando” es una tontería: hay disciplinas académicas enteras (filosofía, matemáticas) que se dedican al análisis, discusión, revisión, etc. mediante argumentos lógicos. Además, estoy bastante seguro de que hay más “peleas” entre los investigadores empíricos que entre los praxeólogos.

En la práctica, el trabajo empírico en la economía (y supongo que en la mayoría de las demás disciplinas) trata sobre todo de juicio e interpretación. ¿Cómo debería formularse el objeto de la investigación? ¿Qué tipos de datos son legítimos? ¿Cómo se hacen funcionar y se miden los constructos clave? ¿Qué técnicas analíticas son apropiadas? ¿Cómo deberían interpretarse los resultados? ¿Son sólidos? ¿A qué conclusiones se puede llegar razonablemente?  Fijaos en cualquier revista empírica de economía o cualquier otra ciencia social. Seguid las discusiones en el blog de Andrew Gelman o en redes sociales (aquí hay un ejemplo interesante, el que inspiró este post, por cierto). La evidencia nunca habla por sí sola en la manera que Friedman quiere dar a entender.

Así que las evidencias empíricas son importantes para la economía aplicada, el análisis de políticas, la historia económica y más cosas. Pero el trabajo empírico se basa en la teoría y los juicios subjetivos de los investigadores empíricos, como explicaba Mises. La ciencia empírica es vital, pero nunca está “resuelta”. Aunque no haya que pelearse por ella.

  • 1Por supuesto, como sabe la gente civilizada, cuando se usa un tipo proporcionalmente espaciado, hay que poner un espacio, y no dos, tras el periodo. Ver aquí la explicación.
image/svg+xml
Note: The views expressed on Mises.org are not necessarily those of the Mises Institute.
Support Liberty

The Mises Institute exists solely on voluntary contributions from readers like you. Support our students and faculty in their work for Austrian economics, freedom, and peace.

Donate today
Group photo of Mises staff and fellows