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Los problemas del PIB

El Producto Interior Bruto tiene muchos problemas, especialmente como medida del nivel de vida nacional. Se supone que es una medición de la producción total y, por tanto, de la riqueza general de una economía, pero no lo logra en muchos sentidos. En EEUU, la Oficina de Análisis Económico es la responsable de estimar el PIB y su técnica preferida de estimación es sumar todo el gasto en consumo, inversión, gobierno y exportación neta (gasto en exportación menos gasto en importación).

El PIB ignora los mercados negros y la producción familiar

Las estimaciones oficiales de producción total son defectuosas porque mucha de la producción total no se cuenta. Algunos bienes no se comercian o no se comercian legalmente. Por ejemplo, los mercados negros de drogas, bienes sin impuestos, prostitución y medios con derechos de autor no se producen, distribuyen o comercian legalmente y por tanto están ausentes de las estadísticas oficiales del PIB. Las estimaciones sobre el tamaño de los mercados negros van del 10% al 30% del PIB, dependiendo del país. Representan muchos billones de dólares de gasto global.

Otras formas de producción son legales, pero no se cuentan en el PIB, como la producción familiar. Yo corto mi propio césped, lo que es producción desde una perspectiva económica, aunque no esté produciendo algo para el mercado.

Sobre este tema, la economista feminista Joyce Jacobsen, de la Universidad de Wesleyan, dice que las mujeres se ven desproporcionadamente infra representadas en el PIB.  En una reciente entrevista con la Dra. Jacobsen, Lydia Dishman, de FastCompany, decía:

El resultado de este desequilibrio, según Jacobsen, es una mala representación en una escala económica más amplia en el PIB. Si el trabajo no se paga, no se incluye en la “producción” y, como las mujeres hacen la mayoría de este trabajo informal en todo el mundo, su contribución se ha devaluado.

Yo no diría que hay algún tipo de conspiración misógina contra las mujeres para infravalorar su producción en las cifras del PIB, solo que el propio PIB es defectuoso. En todo caso, no se gana nada siendo contado en el PIB. Los empresarios no consultan a nadie la contribución de los grupos demográficos al PIB para determinar los salarios. Estos dependen de las previsiones del empresario del producto del ingreso marginal del trabajador y el valor que el trabajador da a las alternativas, ya signifique esto trabajar en otra cosa o disfrutar de ocio.

Otros defectos del PIB

El ocio es otro grave defecto del PIB. El ocio es valioso, pero no se produce ni comercia. A veces disminuimos voluntariamente nuestra producción porque valoramos no trabajar. No diríamos que nuestra economía en su conjunto empeore porque decidamos emplear tardes y fines de semana a leer, ver películas, practicar deportes y dormir. Diríamos que estamos mejor porque hemos demostrado que preferimos el ocio a los salarios que podrían ganarse trabajando 24/7.

Hay muchos más problemas con el uso del PIB como medición de la salud macroeconómica o como indicador del nivel de vida. El PIB, como gran cifra monetaria, no dice nada acerca de la distribución de bienes y cómo se usan en una economía. Toda la economía podría darse un festín masivo de consumo y olvidar mantener y remplazar los bienes de capital y el resultado sería un aumento en el PIB. Sin embargo, esto no sería una buena indicación de las perspectivas futuras de esta economía.

De hecho, aunque el PIB mide al gasto, el mejor indicador del futuro crecimiento económico es el contrario: el ahorro. Solo absteniéndonos de consumir podemos acumular el capital necesario para llevar a cabo más procesos indirectos y productivos de producción.

El PIB por cabeza se usa habitualmente como medición del bienestar del ciudadano medio, pero ¿qué pasa si mucha de esa renta del PIB se concentra en el bolsillo de unos pocos? Cuando los banqueros centrales aumentan la oferta monetaria, la renta se concentra y la riqueza se redistribuye hacia el origen del nuevo dinero a través de efectos Cantillon. Esta fuente artificial de desigualdad de rentas nos impide ser capaces de decir que la mayoría de la gente de un país está mejor que la mayoría de la gente en otro país simplemente debido a una diferencia en los PIB por cabeza de los dos países.

El gasto público debería descontarse o restarse

Tal vez el problema más serio del PIB es que incluye el gasto público como un componente tan legítimo como los demás. El gasto público es categóricamente diferente, porque los proyectos de gasto público no están sometidos a la prueba de pérdidas y ganancias del mercado. Los gobiernos son notoriamente derrochadores, derrochadores hasta el punto de que no podrían persistir en el mercado. Apple, por ejemplo, no podría desperdiciar 1,5 billones de dólares en un proyecto sin beneficios reales, al menos sin beneficios que puedan ser calculados como las ventas del iPhone. State Farm no podría asegurar contra inundación de forma rentable casas en terrenos inundables. Agencias, programas y empresas públicos solo sobreviven porque están enormemente subvencionados y protegidos frente a la competencia por ley.

El economista Robert Higgs defiende eliminar completamente el gasto público de los cálculos del PIB. Higgs escribe:

¿Por qué debería excluirse el producto del gobierno? Primero, las actividades del gobierno pueden verse como dando lugar a productos intermedios, no finales, incluso si el gobierno proporciona servicios tan valiosos como aplicación de derechos de propiedad y resolución de disputas. Segundo, porque la mayoría de los servicios públicos no se venden en mercados, no tienen precios determinados por el banco a utilizar para calcular su valor total para aquellos que se benefician de ellos. Tercero, porque muchos servicios públicos aparecen por motivos e instituciones políticos, en lugar de económicos, algunos de los cuales tienen poco o ningún valor. De hecho, algunos comentaristas (incluyendo al presente autor) acaban llegando a afirmar que algunos servicios públicos tienen un valor negativo: si existiera la alternativa, la gente víctima de estos “servicios” estaría dispuesta a pagar para librarse de ellos.

Conclusión

En conclusión, el PIB tiene muchos problemas que impiden usarlo como una medición fiable de la producción total o como un indicador del nivel de vida de una nación. No se tienen en cuenta mercados negros, producción familiar, ni ocio. Como una simple cifra en dólares, no puede decirnos nada acerca de la distribución de rentas o de si una economía se encamina al crecimiento o al declive. Finalmente, incluir el gasto público resulta dudoso: debería como mínimo descontarse, si no eliminarse totalmente o incluso restarse de las estadísticas de producción de un país.

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