Monopolio y Competencia

Los profetas actuales de una Europa unida comparten con los conquistadores del pasado, como Napoleón y Hitler, una fuerte preferencia por una sociedad dirigida, de forma más o menos violenta, por una pequeña élite política. Todo en nombre de la «paz eterna».

Una vez que la profesión económica abrazó la teoría de la competencia «perfecta» que, como dijo Hayek, significa «la ausencia de todas las actividades competitivas», también abrazó la regulación antimonopolio.

Ahora oímos muchos llamamientos para que se aplique una mayor legislación antimonopolio a las grandes tecnológicas porque estas empresas son supuestamente monopolios. Pero la ley antimonopolio a la antigua fue un desastre, como lo serán los nuevos esfuerzos contra las empresas tecnológicas.

Son los conservadores, no los libertarios, los que son ingenuos sobre el poder de los grandes medios.

A medida que más personas son censuradas o eliminadas de la plataforma, más voces destacadas buscan alternativas que están en las primeras etapas y no censuran tan fuertemente. La fragmentación empieza a hacer que el servicio sea menos útil e interesante en lugar de ser una fuente de afirmación y buenas sensaciones.

¿Por qué las corporaciones no se hacen cada vez más grandes hasta que se apoderan de toda la economía? A diferencia de los Estados, las empresas no son necesariamente mejores a medida que crecen.

¿Qué es un signo revelador de analfabetismo económico? Empiezo a creer que lo peor es la afirmación de que los mercados llevan al monopolio y a la acumulación de riqueza en unas pocas manos.

Los medios sociales han mentido sobre la privacidad del usuario y han engañado al público sobre el estatus de las plataformas como foros abiertos. Pero nada de esto hace que estas compañías sean monopolios.

En una economía sin trabas, el monopolio no es una estructura que se distinga de la competencia «pura». De hecho, los monopolios ineficientes surgen sólo en caso de intervencionismo del gobierno.

El empresario político tiene éxito usando la violencia implícita del gobierno para paralizar a sus competidores y dañar a los consumidores. El empresario de mercado, por otro lado, hace su fortuna proporcionando a los consumidores los productos que necesitan a precios que pueden pagar.