El mito del gasto de defensa nacional
Muchos think tanks económicos sostienen que el gasto en defensa nacional beneficia a los americanos en general. Pero no es así. La idea de que el gasto militar «refuerza» la economía es otra fábula keynesiana.
Muchos think tanks económicos sostienen que el gasto en defensa nacional beneficia a los americanos en general. Pero no es así. La idea de que el gasto militar «refuerza» la economía es otra fábula keynesiana.
Cuando alguien esgrime el argumento de las «carreteras» para justificar la presencia del gobierno, no señala que el producto final del gobierno es deficiente y a menudo un peligro para las personas que utilizan esas carreteras. Hay una forma mejor.
A pesar de toda la publicidad adversa sobre cómo la policía abusa regularmente de las leyes de confiscación de bienes, nadie en las fuerzas del orden se avergüenza lo suficiente como para detener este robo descarado de dinero y propiedades de personas vulnerables.
Puede que estemos gobernados por élites incompetentes, pero ni siquiera ellas nos han quitado el libre albedrío y la capacidad de pensar por nosotros mismos. Podemos buscar inspiración en Mises y Rothbard.
Aunque la «wokeidad» parece ser un fenómeno nuevo, los problemas están ligados a una ley «histórica» de sesenta años de antigüedad: la Ley de Derechos Civiles de 1964. Esta ley, por desgracia, promueve la tiranía gubernamental en nombre de la libertad.
A medida que la deuda del gobierno federal se acerca a los 35 billones de dólares, el impago de una forma u otra es inevitable. Muchos estados de EEUU ya han utilizado ese método para eliminar sus deudas.
Aunque la limitación de mandatos es casi un acto de fe para muchos en la derecha, el concepto está viciado en su origen y los resultados son peores de lo previsto.
Aunque la gente suele asociar la propaganda con los regímenes dictatoriales, la educación pública americana ha creado una maquinaria propagandística que Stalin habría envidiado.
Pagar la deuda obviamente no sucederá, y los federales ni siquiera contemplarán nada que evite que la deuda aumente. Simplemente tratarán de inflar la deuda, así que prepárense para la inflación de precios.
La elección de escuela parece tener ventajas, pero como dice Thomas Sowell: «No hay soluciones. Sólo hay contrapartidas». Los entusiastas defensores de la «elección de escuela» olvidan que el dinero del gobierno conlleva el control del gobierno.