Contrarrestando la defensa neoconservadora del Imperio británico
Una de las peores novelas del siglo XIX, estética y políticamente, es Anno Domini 2000 (1889), de Julius Vogel. Es estilísticamente absurda porque el autor era un hombre de Estado sin dotes literarias. Desde el punto de vista político, es espantoso porque imagina un futuro en el que el Imperio británico sobrevive hasta el segundo milenio. Hoy en día se sigue imprimiendo.